Queridos miembros de la Comunidad Transpirenaica y especialmente queridos jóvenes procedentes de zonas en guerra:
Nos duele mucho la situación de vuestros países y de las personas de vuestras familias que están sufriendo. Estamos con vosotros, compartimos vuestra tristeza, indignación e impotencia. Sabemos que no solo existe la guerra iniciada con la injusta invasión rusa sobre Ucrania. Recordamos otros conflictos menos mediáticos en los que también tenemos familias. Tenemos chicas y/o chicos rusos, ucranianos, etíopes/eritreos, marroquís, saharauis, jóvenes procedentes de países golpeados por integrismos pseudoreligiosos, corrupciones y mil amenazas, refugiados de países con conflictos silenciados, chavales y chavalas de lugares en que intentan resolver a tiros cuestiones que podrían ser arregladas simplemente con justicia, empatía, igualdad y diálogo….
Sabemos de grandes amistades tejidas en nuestro Pirineo entre personas cuyos países están en guerra, grandes amistades asentadas en el respeto, el cariño y el apoyo mutuo. Nuestra comunidad se entristece con el dolor de las personas golpeadas. No podemos ni imaginar el sufrimiento de los niños y niñas, de sus madres, el miedo y la incertidumbre, el hambre. Solo podemos imaginar lo que nos habéis contado, todo eso que os empujó a venir a estas tierras.
Hemos aprendido en nuestras travesías y encuentros que los conflictos existen y que el problema no es tanto esa existencia sino la búsqueda de soluciones violentas por personas incapaces de mirar a las demás personas en su dignidad.
Día a día, etapa a etapa, cumbre a cumbre, refugio a refugio, pueblo a pueblo, río a río descubrimos que otro mundo es posible y lo hacemos porque os vemos convivir y hacer brillar vuestra amistad. Contra la guerra ponemos nuestra amistad y seguimos poniendo a las personas en el centro.
Ánimo jóvenes -hombres y mujeres- Transpirenaicos, que vuestra amistad sea un antídoto para la guerra y la injusticia.