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Tramo 5: Del calor y el esfuerzo al cuidado, y la reflexión en el corazón del Pirineo catalán

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Tras cruzar el Valle de Aran , con despedidas emotivas, nuevas incorporaciones y aprendizajes que llenaron nuestra “segunda mochila” de experiencias, nos dirigimos hacia el corazón del Pirineo catalán. El Tramo 5 nos recibió con caminos nuevos, paisajes deslumbrantes y temperaturas exigentes, invitándonos a poner a prueba nuestra resistencia física y emocional. Cada paso estuvo acompañado por la reflexión sobre el cuidado, la conexión con el entorno y la importancia de los vínculos que tejemos entre nosotrxs. De esta manera, continuamos nuestra travesía, recordando que la Transpirenaica Social Solidaria no solo se recorre con los pies, sino con el corazón.

La Seu d’Urgell – Arsèguel

El 1 de julio, la jornada empezó con fuerza y con valores que definen a la Transpi: trabajo en equipo, esfuerzo y resiliencia. Bajo altas temperaturas y un desnivel exigente, cada paso fue un reto superado gracias a la unión del grupo.

Fue también un día de despedidas emotivas –Albert y Juanjo dejaron huella en la travesía– y de nuevos encuentros, gracias al equipo de Integra Pirineus, con quienes compartimos camino, aprendizajes y reflexiones sobre la importancia del cuidado de los bosques y la prevención de incendios.
 El baño en el río nos regaló un respiro en medio del calor, y la llegada a Arsèguel vino acompañada de hospitalidad, entrevistas en directo en Pirineus TV y una cena entrañable en el Restaurant La Quera.

Arsèguel – Martinet de Cerdanya

Al día siguiente dejamos atrás Arsèguel con música, baile y compañerismo, con la Serra del Cadí como telón de fondo. Durante la ruta, aprendimos sobre la historia del Pont de Bar y la capacidad de adaptación de sus habitantes tras la gran inundación de 1982.

La etapa terminó en Martinet con una bienvenida festiva: piscina, gigantes y la banda Latakalapakalavaka, un momento de comunidad compartida con los vecinos y vecinas del pueblo que quedará en nuestra memoria.

Martinet – Queixans

El 3 de julio empezamos el día con estiramientos y lo cerramos con un hilo naranja tejido entre todas las personas participantes, símbolo de la red de apoyo y confianza que construimos paso a paso.

Fue una jornada de introspección, meditación y cuidado, acompañada por Núria Burgada y la Fundación Kilian Jornet, quienes nos recordaron la importancia de preservar el entorno natural.

La etapa culminó en Queixans, con la cálida hospitalidad de Bea Puig, que abrió su casa para recibirnos. Allí nos reencontramos con entidades como AMPANS, Fundación Cepaim y Casa de Recés – Fundació de l’Esperança, ampliando la familia transpirenaica.

Un tramo de descubrimientos y vínculos

Este quinto tramo ha sido un descubrimiento para el grupo: caminos nuevos, aprendizajes compartidos y un sinfín de emociones. Han sido días intensos, con calor y esfuerzo, pero también con mucho silencio, cuidado y reflexión.

Compartirlo con Integra Pirineus, ISOM, Superacció, Hospital de Campanya Santa Anna, junto al equipo central y las personas voluntarias, nos ha recordado una vez más que la Transpirenaica Social Solidaria no es solo un recorrido por la montaña: es una familia en movimiento.

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