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Tramo 2: Caminando de Roncesvalles a Belagua, paso a paso hacia nuevas montañas

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Después de un tramo lleno de emociones, empezamos con el segundo. Este comenzó en Roncesvalles el 18 de junio. Allí arrancamos con calma y aprovechamos para conocer las nuevas organizaciones que nos iban a acompañar: Asociación Sei, Nuevo Futuro Navarro y Apoyo Mutuo.

roncesvalles – villanueva aezcoa: conflicto y comunidad

En el círculo de la mañana nos preguntamos: ¿qué conflictos he vivido?, ¿cómo los enfrenté?, ¿qué aprendí de ellos?

El sendero nos regaló la compañía de Juan, de Gorosti, que nos enseñó a escuchar los cantos de los pájaros. 

La llegada a Hiriberri fue un reencuentro con casa: Anabel, de la Casa Rural Aguerre, nos esperaba como desde la primera Transpi, con un aperitivo fresco y una sonrisa. Y como manda la tradición, las familias del valle nos abrieron sus puertas para cenar todxs juntxs. La generosidad de Miriam, la alcaldesa, y de Araitz, Laia, Ukene, Ainoa, Noelia y Oreaga hizo que el cierre del día se convirtiera en una fiesta de cercanía y comunidad.

villanueva aezcoa – ochagavía: las montañas nos esperan

El 19 de junio arrancamos el día con el desayuno de Mariví, del Bar Berrendi. El horizonte nos regaló, por primera vez, la silueta de los altos picos pirenaicos que nos esperan más adelante.

La etapa terminó en Ochagavía, donde visitamos la exposición Emakumeak, de Pilartxo Marco, que compartió su visión de la vida como mujer, madre e hija. Su relato resonó con fuerza en nuestro grupo. Por la noche, la Sociedad Gastronómica Bilgua nos recibió con una cena deliciosa, pero sobre todo con tiempo compartido. Porque no solo nos alimentaron el cuerpo, sino también el alma.

ochagavía – isaba: cruzar para avanzar

El 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, marcó nuestra reflexión. En el círculo matinal compartimos palabras para expresar lo que sentimos hacia las personas que se ven obligadas a abandonar su tierra. Y caminando nos preguntamos: ¿qué significa perder tu hogar?

Durante la etapa, Patxi Sanjuán nos leyó su poema “Cruzar para avanzar” y nos encontramos con las jóvenes de Proclade Pamplona que se unieron al grupo, y en el mirador Barangaga (1.360 m) comimos frente a unas vistas espectaculares de la cordillera.

Pero el día trajo también despedidas emotivas. Por la mañana, dijimos adiós a Elena, quien había acompañado la comunicación de la travesía con sensibilidad y entrega. Y al llegar a Isaba nos tocó despedirnos de los jóvenes de Apoyo Mutuo y Lantxotegi: Anis, Mouad, Issa y Moha, que con sus cantos, su energía y su alegría nos recordaron lo valioso de caminar juntxs.

isaba – belagua: paso a paso hacia nuevas montañas

El 21 de junio despertamos en Isaba, tierra de las “golondrinas”, aquellas mujeres valientes que migraban cada invierno a Francia para coser alpargatas. Allí fuimos recibidos por la hospitalidad de Casa Katalingarde, Hostal Txiqui y el albergue Oxanea.

Con la incorporación del grupo de la Fundación Ilundáin, reflexionamos sobre los conflictos interiores: ¿qué es lo más importante en mi vida? y ¿en qué estoy poniendo hoy mi esfuerzo?

El camino transcurrió entre prados y bosques, donde aprendimos a escuchar a los pájaros carpinteros y hasta a mantener la calma frente a un mastín guardián de su rebaño. A mitad de ruta, una canción nos detuvo: La tumba de las golondrinas, de Rozalén y La Ronda de Boltaña.

La subida final nos llevó hasta el mirador de Zemoto, donde hicimos la foto de grupo antes de llegar al refugio de Belagua. Allí vivimos otra despedida emocionante: los grupos de Nuevo Futuro Navarra y la Asociación SEI cerraron su participación, dejando palabras llenas de cariño que nos llenaron de energía para seguir avanzando.

Así cerramos este tramo: con el corazón lleno, la mochila más ligera y la convicción de que la Transpi es mucho más que una travesía por los Pirineos. Es un viaje compartido que transforma a quienes caminan y a quienes acompañan.

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